¿Cómo evitar la hidrocefalia en mí bebe?
La hidrocefalia prenatal se puede desarrollar en cualquier etapa de la vida. Pero cuando se presenta en esta etapa es muy delicada y de mayor riesgo para la madre y su bebe.
Por eso la primera recomendación, es la prevención. Para poner a salvo al bebé de la hidrocefalia. Los especialistas recomiendan el planear un nacimiento, para que evite el sufrimiento fetal y el de la madre, así como que contemple proteger la vida de ambos.
Control prenatal.
Un buen control prenatal permite detectar de forma oportuna la hidrocefalia en el bebé, que es un mal que se produce por el exceso de líquido cefalorraquídeo que comprime al cerebro, y de no ser tratado a tiempo llega a ser causa de daños neurológicos, ceguera irreversible y hasta la muerte en poco tiempo.
Falta de desarrollo en las vértebras.
Lo más común es que la hidrocefalia prenatal se dé acompañada de malformaciones cardíacas, renales, gástricas, pulmonares o una mielomeningocele, es decir, falta de desarrollo de una o más vértebras de la columna, que implica parálisis de las extremidades inferiores.
En caso de que sea producida por tumor, infección o hemorragia, el tratamiento debe incluir la eliminación de estas causas. Debe realizarse con mucho cuidado ya que una descompresión brusca del cerebro puede sufrir un infarto y producir un coma permanente.
Supervisión médica.
Se debe seguir el desarrollo del feto, pues cuando se da la hidrocefalia prenatal, el perímetro de la cabeza llega a medir hasta 50 centímetros, mientras que el de un bebé normal es de 34 centímetros en las niñas y de 35 en los niños, debido a la flexibilidad del cráneo.
Por esta razón un feto con ese padecimiento tiene que nacer por cesárea, ya que no cabe por la vía vaginal y se pondría en riesgo la vida de la madre y del hijo. La supervisión médica es de gran valor, pues cuando un bebé nace sólo con hidrocefalia, sin ninguna otra alteración, tiene 50% de probabilidades de desarrollar un coeficiente intelectual normal, siempre y cuando se le atienda oportunamente.
La causa más frecuente de esta enfermedad en el adulto (20 y 59 años) es la neurocisticercosis, quistes producidos por la larva de la tenia del cerdo, que se adquiere por consumir verduras regadas con aguas negras y alimentos contaminados con heces fecales.