Hidrocefalia neonatal

Hidrocefalia prenatal

La hidrocefalia prenatal es una condición en la que se acumula líquido cefalorraquídeo (LCR) en el cerebro del feto durante el embarazo. Esta acumulación puede causar un aumento de la presión en el cerebro, lo que afecta su desarrollo normal. Si no se trata adecuadamente, la hidrocefalia prenatal puede llevar a problemas neurológicos significativos. En este artículo, exploraremos qué es la hidrocefalia prenatal, cuáles son sus causas, cómo se diagnostica y cuáles son las opciones de tratamiento disponibles.

¿Qué es la hidrocefalia prenatal?

La hidrocefalia prenatal ocurre cuando se interrumpe el flujo normal del líquido cefalorraquídeo dentro del cerebro del feto, lo que resulta en la acumulación de este líquido en los ventrículos cerebrales. Este exceso de LCR provoca que los ventrículos se expandan, lo que aumenta la presión sobre el tejido cerebral y puede interferir con su desarrollo.

El LCR es esencial para proteger el cerebro y la médula espinal, y se produce de manera constante en el organismo. En una situación normal, este líquido fluye a través de cavidades (ventrículos) en el cerebro y luego se reabsorbe en el sistema circulatorio. Sin embargo, cuando hay un bloqueo en este proceso, se produce una acumulación que da lugar a la hidrocefalia.

Causas de la hidrocefalia prenatal

Existen varias causas posibles para la hidrocefalia prenatal. Las más comunes incluyen:

  1. Malformaciones congénitas: Algunas malformaciones del cerebro y la médula espinal, como la espina bífida y la malformación de Chiari, pueden causar hidrocefalia prenatal al obstruir el flujo normal del LCR.
  2. Infecciones maternas: Infecciones como la toxoplasmosis, la rubéola o el citomegalovirus pueden afectar el desarrollo del cerebro del feto y contribuir a la aparición de hidrocefalia.
  3. Hemorragias cerebrales: En algunos casos, el sangrado en el cerebro del feto puede bloquear el flujo de LCR y causar hidrocefalia.
  4. Problemas genéticos: Algunas alteraciones genéticas y cromosómicas pueden predisponer al feto a desarrollar hidrocefalia, ya sea como una condición aislada o en combinación con otras malformaciones congénitas.
  5. Obstrucción del acueducto de Silvio: Esta es una de las causas más comunes de hidrocefalia prenatal, en la que se bloquea el canal que permite el flujo de LCR entre los ventrículos cerebrales.

Diagnóstico de la hidrocefalia prenatal

El diagnóstico de la hidrocefalia prenatal se realiza durante el embarazo, generalmente a través de ecografías de rutina que permiten visualizar el tamaño y la forma de los ventrículos cerebrales del feto. Si se sospecha de hidrocefalia, se pueden llevar a cabo pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico y evaluar la gravedad de la afección:

  1. Ecografía fetal: Esta es la primera prueba que puede indicar la presencia de hidrocefalia al mostrar ventrículos cerebrales agrandados.
  2. Resonancia magnética fetal (RM): Esta prueba proporciona una imagen más detallada del cerebro del feto y puede ayudar a los médicos a comprender mejor la causa y la extensión de la hidrocefalia.
  3. Amniocentesis: En algunos casos, se puede realizar una amniocentesis para analizar el líquido amniótico y buscar causas genéticas o infecciosas que puedan estar contribuyendo a la hidrocefalia.

Opciones de tratamiento para la hidrocefalia prenatal

El tratamiento de la hidrocefalia prenatal depende de la causa subyacente, la gravedad de la condición y el tiempo de gestación. Existen varias opciones para tratar esta afección:

1. Monitoreo durante el embarazo

En muchos casos, el manejo inicial de la hidrocefalia prenatal implica un estrecho monitoreo del feto mediante ecografías frecuentes para controlar el crecimiento de los ventrículos cerebrales y el desarrollo del cerebro. Dependiendo de la gravedad de la hidrocefalia, el equipo médico puede optar por esperar hasta después del nacimiento para intervenir.

2. Parto planificado

En los casos más graves, se puede planificar un parto por cesárea para minimizar los riesgos para el bebé. El equipo médico también puede preparar una intervención quirúrgica inmediatamente después del nacimiento para tratar la hidrocefalia, como la implantación de una válvula de derivación (válvula de hidrocefalia) para drenar el exceso de LCR del cerebro.

3. Cirugía fetal

En situaciones extremas y seleccionadas, puede considerarse una cirugía fetal para tratar la hidrocefalia antes del nacimiento. Este tipo de intervención es altamente especializada y solo se realiza en centros médicos con experiencia en cirugía fetal. Durante el procedimiento, se inserta una derivación (válvula) en el cerebro del feto para drenar el líquido cefalorraquídeo antes del nacimiento, lo que puede ayudar a aliviar la presión y proteger el desarrollo cerebral.

4. Tratamiento postnatal

Después del nacimiento, el tratamiento de la hidrocefalia generalmente implica la colocación de una derivación o válvula de hidrocefalia. Esta válvula se implanta quirúrgicamente para drenar el exceso de LCR del cerebro hacia otra parte del cuerpo, como el abdomen, donde el líquido es reabsorbido de manera segura. En algunos casos, se puede usar una válvula programable, que permite ajustar el flujo de líquido sin necesidad de realizar otra cirugía.

¿Cómo evitar la hidrocefalia en mí bebe?

La hidrocefalia prenatal se puede desarrollar en cualquier etapa de la vida. Pero cuando se presenta en esta etapa es muy delicada y de mayor riesgo para la madre y su bebe.

Por eso la primera recomendación, es la prevención. Para poner a salvo al bebé de la hidrocefalia. Los especialistas recomiendan el planear un nacimiento, para que evite el sufrimiento fetal y el de la madre, así como que contemple proteger la vida de ambos.

Control prenatal.

Hidrocefalia prenatal

Un buen control prenatal permite detectar de forma oportuna la hidrocefalia en el bebé, que es un mal que se produce por el exceso de líquido cefalorraquídeo que comprime al cerebro, y de no ser tratado a tiempo llega a ser causa de daños neurológicos, ceguera irreversible y hasta la muerte en poco tiempo.

Falta de desarrollo en las vértebras.

Lo más común es que la hidrocefalia prenatal se dé acompañada de malformaciones cardíacas, renales, gástricas, pulmonares o una mielomeningocele, es decir, falta de desarrollo de una o más vértebras de la columna, que implica parálisis de las extremidades inferiores.

En caso de que sea producida por tumor, infección o hemorragia, el tratamiento debe incluir la eliminación de estas causas. Debe realizarse con mucho cuidado ya que una descompresión brusca del cerebro puede sufrir un infarto y producir un coma permanente.

Supervisión médica.

Se debe seguir el desarrollo del feto, pues cuando se da la hidrocefalia prenatal, el perímetro de la cabeza llega a medir hasta 50 centímetros, mientras que el de un bebé normal es de 34 centímetros en las niñas y de 35 en los niños, debido a la flexibilidad del cráneo.

 Por esta razón un feto con ese padecimiento tiene que nacer por cesárea, ya que no cabe por la vía vaginal y se pondría en riesgo la vida de la madre y del hijo. La supervisión médica es de gran valor, pues cuando un bebé nace sólo con hidrocefalia, sin ninguna otra alteración, tiene 50% de probabilidades de desarrollar un coeficiente intelectual normal, siempre y cuando se le atienda oportunamente.

La causa más frecuente de esta enfermedad en el adulto (20 y 59 años) es la neurocisticercosis, quistes producidos por la larva de la tenia del cerdo, que se adquiere por consumir verduras regadas con aguas negras y alimentos contaminados con heces fecales.


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